La entrada de hoy está dedicada a la llegada de un nuevo integrante a la familia.
Cuando se habla de familia, de inmediato asociamos el término con personas de nuestra misma sangre: mamá, papá, hermanos, tíos, abuelos, etc. sin embargo, a lo que yo me refiero en esta entrada, es a personas distintas, ajenas a tu familia de sangre pero que tienes el placer de escoger y adherir como parte de tu vida, hablo de los amigos que adoptas como familia.
Pues bien, después de una larga espera de nueve meses llenas de emociones y algunas situaciones desafortunadas; ésta semana, específicamente el martes 10 de abril, Claudia, una de mis mejores amigas desde que cursaba la secundaria, se convirtió por primera vez en madre de un pequeño hombrecito, el cual, hasta ahora lleva el nombre de bebé ☺.
Aunque apenas tiene unos días de nacido, éste adorable ser ya causó furor entre las amigas de su mamá (creo que se nota, no por nada le dedico unas líneas en éste espacio) digo, siempre da emoción un bebé recién nacido, siempre y cuando no sea tuyo.
Y claramente, tan sólo en su primera semana de vida ha recibido infinidad de visitas y regalos de bienvenida, por supuesto yo, como su nueva tía adoptiva no podía faltar y lo fui a visitar éste fin de semana, aunque no estoy segura de haberlo hecho todo a la perfección pude encargarme de su supervivencia por unas horas, y créanme que es todo un reto.
En fin, ya les platicaré cómo me va en mi nueva función de cuidadora ocasional de bebés.
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