Finalmente llegó el gran día, digo no especialmente para mí, sino para una de las personitas que más quiero fuera de mi familia: mi amiga Magdalena.
Después de pasar meses planeando su boda (viendo vestidos, zapatos, salones de fiesta, tipos de comida, arreglos florare, etc.) finalmente, ayer se llevó a cabo.
La razón por la que escribo de ello es porque me resultó muy significativo que me hiciera parte de este acontecimiento y además porque después de tanto tiempo de conocernos jamás pensé que llegaría este momento tan pronto, es cierto que entre amigas alguna vez se platica acerca de las bodas; pero no pensé que ella se lo tomara tan enserio jaja.
En fin, lo importante es que ayer me pude constatar que en verdad era lo que ella quería, bastaba con verla a ella y al novio en la iglesia con una cara de estúpida felicidad que no podían con ella, es más hasta la contagiaban. Sin olvidar claro que el momento estuvo lleno de emotividad desde el momento que la novia entro a la iglesia hasta el momento en el que salió de ella, no por nada la mitad de los asistentes estuvieron a punto de soltar las lágrimas y eso que ellos no eran los involucrados jaja.
Definitivamente, estoy segura de que mi amiga logrará tener una vida plena en compañía de su ahora esposo y no me queda más que desearles lo mejor del mundo mundial.
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