La entrada de hoy está dedicada a describir un viernes más en mi vida.
Todo pintaba para ser un día nada fuera de lo ordinario, tendría que pasarlo en la escuela tomando mis clases (en pocas palabras, aburrido), sin embargo después de mi primera clase y al ver que tenía mucho tiempo libre para que mi siguiente clase empezara, unos amigos y yo decidimos ir a distraernos un poco y que mejor que ir a tomar un café para despejarnos y chismear un poco.
Así, llegamos hasta el centro de Coyoacán para tomar el cafecito, pero antes hicimos una parada breve en el Burger King para comer algo más que nada ligerito jaja. Una vez terminada la comida, ahora sí, nos apegamos al plan original; nada mejor que el café del Jarocho para hacer digestión.
Pasadas unas horas, nos dimos cuenta de que teníamos que regresar de nuevo a la Facultad para nuestra clase de Taller de Investigación, llegando nos encontramos con que el examen que se había preparado era como un tipo de rally por equipo en el que teníamos que recabar información acerca de distintos procedimientos (servicio social, certificado de estudios, titulación, tesis, etc.) que brindaba la Facultad y que en determinado momento tendríamos que cumolir. Aunque fue algo cansado andar danzando por toda la Facultad, la actividad me pareció muy enriquecedora ya que nos pudimos dar cuenta o enterarnos de todos esos trámites que antes ignorábamos.
Finalmente, mi día terminó en una tienda de ropa, sí, una vez terminadas mis clases en la Universidad, dos de mis amigas me acompañaron a comprar un vestido, obviamente y cumpliendo con una de las reglas básicas entre amigas en el ámbito de las compras, ellas fungieron como expertas asesoras de imagen y moda.
A pesar de acabar muy cansada por andar de aquí para allá, pasé un muy buen día disfrutando de la compañía de mis amigos.
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