viernes, 21 de octubre de 2011

Las Bodas.

¡Hei! Después de una semana en la vagancia, ¡he vuelto!, ésta vez, quisiera compartirles un poema de Pablo Neruda, llamado  Bodas.
    De qué sirve un ciervo sin cierva, 
de qué sirve un perro sin perra,
una abeja sin su abejo,
una tigresa sin su tigre,
o una camella sin camello,
o una ballena sin balleno
o un rinoceronte soltero ?
De que sirve un gato sin gata,
un ruiseñor sin ruiseñora,
una paloma sin palomo,
un caballito sin caballa,
una cangreja sin cangrejo,
un agujero sin raíces?
A casarse, peces del mar,
pumas de la pumería,
zorros de cola engañosa,
pulgas hambrientas de
provincia.
A procrear! dice la tierra
con una voz tan invisible
que todos la ven y la tocan
y todos la oyen, y esperan.
Se preguntarán por qué escogí este poema, pues bien, he de contarles que una muy querida amiga está próxima a casarse; sí, con escasos 20 años ha decidió dar ese gran paso.  Sinceramente, creo que soy yo la más estresada con ese acontecimiento y no porque me traiga algunas veces como su asistente repartiendo invitaciones, escogiendo flores, viendo ramos, etc. sino porque todavía no comprendo cómo decidió dar ese paso.
Al recapitular la respuesta que me dio al preguntarle el por qué de su decisión, me dí cuenta que en alguna forma este poema refleja (al menos la primera parte) todo lo que ella  me  refirió como sus principales razones para casarse.  
Ella llegó a la instancia en la cual su pareja se convirtió en una figura indispensable en su vida y que el sentido de la misma, no era el igual si se ausentaba (creo que eso es bastante cursi, pero en fin, cada quien con sus cosas),  además de que ya tenía armado un plan de vida con esa persona.
Personalmente, creo que todas las razones que ella me dio, son perfectamente válidas y se las celebro ya que una persona debe estar en verdad convencida de querer hacer algo, para poder llevarlo a cabo sin arrepentimientos. Sin embargo creo que lo que más me causa inquietud es que nunca había visto un grado de involucración tal entre dos personas (obviamente, dejando fuera a mis padres, que por cierto no sé cómo han aguantado tanto tiempo casados) y menos siendo tan jóvenes. En fin, su gran día se acerca cada vez más y lo único que puedo yo hacer,  es compartir sus alegrías  y desearle lo mejor.

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