Aprovechando que mi celular dejó de funcionar y tuve que pasar toda esta semana “incomunicada” me detuve a reflexionar sobre si los celulares son una verdadera necesidad o no.
A mi parecer lo son, pero para personas y situaciones en particular, por ejemplo, son de verdadera utilidad desde mi punto de vista, para personas a partir de los 15 años porque puedes estar comunicado con tu familia cuando sales por largo tiempo a algún lado, por si te encuentras en alguna situación de enfermedad o discapacidad en la que necesitas tener contacto con otras personas que no están cerca de ti, por si necesitas avisarle alguien sobre una situación inesperada, etc. No tengo nada en contra de los niños de 6 años con un celular pero, ¿Para qué lo quieren? ¿Para llamar a Elmo? ¿Para estar en contacto con Barney? Por eso sostengo que son de utilidad para personas más grandes o para aquellas que las actividades que realicen demanden estar frecuentemente comunicadas o en contacto con otros servicios que brindan los celulares.
El tema del modelo, la marca o las aplicaciones y servicios con los que cuenta cada teléfono móvil, eso ya es cuestión de cada quien, algunos prefieren el modelo más sencillo porque lo único que les interesa es poder llamar y mandar mensajes (como el caso de mi padre, lo único que le importa es poder llamar desde su teléfono); otros en cambio lo escogen por el color; por el diseño; por las aplicaciones que tiene cada teléfono, por ejemplo el internet ahora que está de moda (en muchos de nuestros casos, para poder revisar nuestro facebook cuando la clase esta aburrida o para buscar información cuando no llevamos la tarea y se le ocurre preguntar al profesor); por la compañía (que si todo México es territorio Telcel, que si Unefon da más barato el servicio, que si Movistar te da el doble de tiempo aire, etc.) o simplemente por moda.
En fin, cada quien le da una importancia propia al uso de los celulares, el hecho es que en la actualidad la mayoría de la gente cuenta con uno de estos singulares aparatos no importando la situación económica en la que se encuentre (hay sus excepciones por supuesto).
Ya para finalizar puedo con gusto decirles: ¡Ya no estoy “incomunicada” tengo a mi celular de vuelta!